salimos a
caminar por la rambla
había
estado lloviendo con piedras
jugábamos a
andar por la baranda
que da al
acantilado donde empieza la playa
por la
lluvia
caracoles
de todos los tamaños se arrastraban por la piedra húmeda
yo exprese
con vehemencia
mi intriga
por el paradero de esos bichos
cuando la
sequedad de la superficie
les
resultaba intolerable.
ella me
sorprendió con una respuesta certera:
adentro de
la tierra están
cavan y se
meten
adentro de
la tierra
hicimos el
resto del camino por la baranda
y después
atravesmos una pasarela de piedra que se metía unos 15 metros en el mar
nos fumamos
un porro
y volvimos
seguimos
mirando los caracoles:
había unos
minúsculos, pequeños caracoles bebé.
siguiendo
la baranda,
en sentido
opuesto al nuestro,
un padre y
su hijo cargaban un balde
caminaban
concentrados
miraban al
piso y se agachaban,
de tanto en
tanto,
buscando
algo.
En el resto
de la baranda,
hasta
llegar frente a la esquina donde teníamos q cruzar la calle,
no vimos
ningún otro caracol
era como si
todos se hubiesen escondido
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